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LA FORMACIÓN PROFESIONAL CONTINUA

La Formación Profesional ha venido experimentando en los últimos años una fuerte evolución en nuestro país que es conveniente analizar. La relación entre la Formación Reglada, Ocupacional y Continua es el horizonte hacia el que debemos dirigirnos para que el Sistema Nacional de Formación Profesional sea capaz de dar respuesta a las necesidades de los individuos y de las empresas.

En este sentido, en marzo del año 1998 fue aprobado el II Programa Nacional de Formación Profesional. Este II Programa Nacional implica el reconocimiento de la formación profesional continua como un subsistema de la Formación Profesional con entidad y objetivos propios.

El objetivo de la Formación Profesional continua es el de «mantener el empleo y la empleabilidad de la población ocupada, así como su promoción mediante la mejora, recualificación o puesta al día de sus competencias profesionales, de lo cual se debe derivar la mejor competitividad de las empresas», y siendo sus funciones las de:

Adaptación permanente de la evolución de las profesiones y del contenido de los puestos de trabajo y, por tanto, de mejora de las competencias y cualificaciones indispensables para fortalecer la situación competitiva de las empresas y su personal.

Promoción social que permita a muchos trabajadores evitar el estancamiento en su cualificación profesional y mejorar su situación laboral.

Preventiva para anticipar las posibles consecuencias negativas de la realización del mercado interior y para superar las dificultades que deben afrontar los sectores y empresas en curso de reestructuración económica o tecnológica.

Así pues, este modelo supera la dicotomía de los sistemas clásicos e intenta satisfacer las necesidades y requerimientos tanto de los trabajadores como de sus empresas y del conjunto del aparato productivo, y lo hace incorporando como valor añadido su diseño negociado y gestión paritaria que contribuyen, decisivamente, a reforzar la cultura de la concertación y el diálogo social.

Así mismo, el aprendizaje individual dentro de la empresa no sólo es responsabilidad de los departamentos de formación. Es una responsabilidad compartida del trabajador y la empresa e involucra de forma directa a los jefes o responsables funcionales. Los trabajadores son por tanto parte activa en el proceso de formación. Las competencias de las personas, entendidas como conjunto de conocimientos y capacidades, son la forma de entender la relación entre la organización y los trabajadores/as.

Es importante reseñar como uno de los aspectos relevantes a destacar en el actual modelo de formación continua, con relación al proceso general de educación, aprendizaje y formación, la búsqueda de integración de los tres modelos existentes en el sistema español de enseñanza profesional: la formación profesional reglada, dependiente de la administración educativa, la formación profesional ocupacional, encomendada a la administración laboral, y la formación continuada, que se desarrolla desde la Fundación para la Formación Continua (FORCEM).

Esta finalidad es la que se recoge en el documento del Acuerdo de Bases sobre la Política de Formación Profesional, que ha acompañado a los II Acuerdos Nacionales de Formación Continua, al pretender «la coordinación de las políticas y los planes institucionales», buscando la coherencia de las cualificaciones profesionales, la coherencia entre cualificación y competencia profesional en un proceso dinámico que el ejercicio laboral y la formación hacen posibles, y que necesariamente tiene que remitir al sistema general de Formación Profesional.

La integración y el mutuo reconocimiento de la Formación Profesional reglada, la formación destinada a la inserción laboral y la formación continuada en el puesto de trabajo, es un proceso complejo, que en el caso de la formación continuada en el puesto de trabajo va a requerir resolver una cuestión pendiente de especial importancia, como es el establecimiento de un sistema de certificaciones de competencias profesionales adquiridas en el puesto de trabajo.

No obstante, es de destacar que en España, se ha desarrollado desde 1992, un modelo de gestión de la formación continua, basado en la concertación social, que tiene como efectos más destacables el desarrollo de una cultura de la formación en el tejido empresarial y diseño de un sistema general de formación profesional que integra los diferentes subsistemas: reglada, ocupacional y continua.

LA PLANIFICACIÓN SISTEMÁTICA DE LA FORMACIÓN

El II Acuerdo Nacional de Formación Continua define a ésta como «el conjunto de acciones que se desarrollan por las empresas, los trabajadores o sus respectivas organizaciones, a través de las modalidades previstas en el mismo, dirigidas tanto a la mejora de competencias y cualificaciones como a la cualificación de los trabajadores asalariados, que permitan compatibilizar la mayor competitividad de las empresas con la formación individual del trabajador». De los tres subsistemas de la oferta formativa (reglada, ocupacional y continua) es éste el que ha experimentado una mayor expansión en los últimos años.

En el nuevo escenario definido por el cambio de modelo productivo y de organización del trabajo e innovación tecnológica, la cualificación, polivalencia y flexibilidad de los recursos humanos adquiere importancia creciente y con ella la demanda de formación continua.

No obstante, se impone una interrelación y mutua correspondencia entre los tres modelos existentes ya citados de formación profesional (reglada, ocupacional y continua ) a través de una serie de objetivos como son los de calidad de la formación y posibilidad de transparencia de las cualificaciones profesionales.

POTENCIAR LA FORMACIÓN CONTINUA

La Formación Continua es un derecho permanente de los trabajadores que constituye un elemento para favorecer la igualdad de oportunidades y la promoción personal y profesional ante la continua evolución de los nuevos sistemas de producción, motivados por la implantación de nuevas tecnologías que afectan al sistema laboral. Como tal derecho debe reflejarse en la negociación colectiva, puesto que la formación no sólo es un valor estratégico para cualquier país, sector de producción o empresa, sino que también supone para esta una inversión al objeto de consolidar su futuro.

Existen estudios de la Unión Europea que demuestran que la cualificación profesional mediante la formación permanente es motivo de creación de empleo, del mantenimiento de los existentes y expansión empresarial mediante la atracción de inversiones de capital.

La experiencia acumulada desde el año 1993 (firma del I Acuerdo Nacional de Formación Continua) mediante la gestión Paritaria de la Formación Continua por los agentes sociales, es una buena base para reflejar este sistema en el seno de las empresas.

Así pues, son varios los objetivos e ideas básicas que deberán quedar reflejadas de manera articulada para ser negociadas en la Negociación Colectiva dentro de un apartado específico de Formación Continua:

Consolidación y fortalecimiento de la Formación Continua.

Igualdad de oportunidades de los trabajadores.

Favorecer a los colectivos con mayor inestabilidad: jóvenes, mujeres, mayores de 45 años, trabajadores con escasa cualificación y trabajadores temporales.

Concreción de la Formación Continua a través de Planes de Formación.

Para ello la empresa acordará con la Representación Legal de los Trabajadores, los Planes de Formación que como mínimo contendrán los siguientes aspectos:

  • Objeto del Plan.
  • Ámbito de aplicación.
  • Colectivos destinatarios y número de participantes a los que se dirige el Plan.
  • Contenido y acciones a desarrollar.
  • Calendario de ejecución.
  • Medios pedagógicos y lugar de impartición de las Acciones Formativas.
  • Coste estimado del Plan de Formación propuesto y Subvención solicitada.
  • Seguimiento del Plan de Formación.
  • Evaluación del Plan de Formación

Concreción de los Permisos Individuales de Formación

Este es el fundamento de la Formación Continua: la necesidad que las empresas, y también los trabajadores, tienen de contar con instrumentos que les permitan operar con mayores garantías de éxito en el mercado global, mejorando sus conocimientos y su capacidad de adaptación al entorno.

La Formación Continua es, por lo tanto, una actividad en la que se deben involucrar todos los estamentos de la empresa y, pese a que la visión tradicional es la de que existen intereses opuestos, se debe tratar de facilitar la participación de un número muy amplio de agentes en su organización y gestión.

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